La pandemia se ha robado todo

La pandemia se ha robado todo

Tantas ilusiones, tanto esmero y el sueño de pelear por algo quedó trunco. Así, lentamente y cabizbajos, se van sumando los dirigentes del Torneo Regional Amateur al darse con la dura realidad que este año está perdido. REALIDAD DEPORTIVA

De las distintas zonas fueron sumando adeptos, parecía que se jugaba, era posta, así nos comentaron los representantes de las Ligas, sí, ellos presentes en las reuniones del Consejo Federal, como si fuera Juez de parte, que así sería y que fija se jugaba.

Ya no se siente el olor a mandarina, ni ese bichito que te daba al recibir la invitación a cortar papelitos para llevar el domingo a la cancha. Ya se extraña ese recital de previa en el asado de los domingos junto a la familia preparando todo ese folklore que te deposita en el alambrado, pegado bien cerquita para putear al “laiman”.

Hoy, solo se ven caras tristes y miradas lejanas de aquello que alguna vez lo tuvimos tan nuestro y poco apreciamos, los barbijos cambiaron por maní de la cancha, el de los banderines ya perdió todo lo invertido, mucho o poco tuvo que reinventarse para subsistir y llevar el pan a su casa.Los dirigentes resignados, pegan el grito en el cielo al saber que no podrán pelear por su sueño trunco, ese que consiguieron o perdieron en el pasto o la vieja cancha con más tierra que otra cosa. Hoy se extrañan esos días, hoy no hay días de potreros y puteadas de desmadre dejando el alma en la cancha que ni un psicólogo hace falta.

Cuánto tiempo pasará en volver a ser mortales, porque normales ya no somos, la pandemia nos robó el aliento de domingos, esos gritos de alambrados que dejaban perplejos hasta al más desorientado. Quiero verte equipo amado, no me importa si es en las malas, pues las buenas yo he estado, quiero gritar, fumando, cantando hasta la victoria o el fracaso, pues esta pandemia solo lo puesto nos ha dejado.

Volveremos a ser normales, solo eso, que nos vuelve mortales extrañar el bello potrero y olvidando nuestros males. Dejame creer que vencemos, dejame soñar que no es tarde, de poderte ver equipo amado por las tardes de algún barrio, en el que la pandemia nos dejó por ahí tirados esperando que el fútbol vuelva y retomemos lo soñado. Vaya uno a saber si ya todo nos han quitado. Cómo te extraño, chuti lindo, ver los niños de algún barrio pateando el empedrado soñando que nada de esto está pasando.

Foto: Mario Quiroga

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