Una enseñanza: el llanto de un soñador

Una enseñanza: el llanto de un soñador

La cámara de un programa deportivo mostró como el DT argentino, Lionel Scaloni, vivió toda la final del mundial. Lo curioso fue justamente lo que sucedió cuando Gonzalo Montiel convirtió el último penal; Scaloni se sentó, solo, mientras el resto del Cuerpo Técnico se sumaba a una carrera desaforada para gritar Campeón.

Pasados unos mitos, el DT albiceleste se paró, acercándose al césped, se agachó haciendo la señal de la cruz y al levantarse su cara se transformó: como un niño la emoción lo venció y las lágrimas cayeron mientras recibía el cálido abrazo de Leandro Paredes.

¿Qué nos dice toda esa última secuencia?
Cuando Lionel Scaloni se convirtió en el flamante Director Técnico de la Selección Argentina recibió innumerables muestras de rechazo. Su inexistente carrera como estratega de un equipo de fútbol fue el eje de las críticas. Se cuestionaba su rol como así también a quienes habían tomado la decisión de que lo ocupara.

El panorama general era de incertidumbre luego de lo que fue el fracaso rotundo en el mundial de Rusia 2018. ¿Y qué pasó desde entonces?

Fuimos testigos de un cambio rotundo en el seleccionado argentino. Una racha increíble de partidos ganados, el campeonato de la Copa América, el triunfo de la Finalísima ante Italia y ahora la Copa del Mundo, el tesoro más preciado del futbolero argentino.

Y ahora volvemos a sus lágrimas. ¿Qué significan? El desborde de la emoción de quién nunca claudicó. Son lágrimas de quién trabajó con bajo perfil. Con todo en contra puso adelante el sacrificio de un proyecto colectivo que garantizaba, por lo menos en lo inmediato, trabajo, trabajo y más trabajo.

Y acá está el valor de su enseñanza y el aprendizaje para millones. La confianza y la perseverancia son principios que no se negocian y deben ser estandartes para cualquier proyecto que se quiera encarar en la vida. El triunfo de Scaloni en Qatar es un aprendizaje para la vida.

¿Soñar? Todos podemos soñar. Pero a los sueños hay que trabajarlos, prepararlos, motivarlos; con laburo, humildad y honestidad. Esta es la copa más importante. La copa donde se depositan los anhelos que nos hacen sentir vivos. El éxito no está en el final, sino en cada paso que se da con convicción y compromiso.

Ahí está el llanto de Scaloni. Esa es su enseñanza. Que no se pierda nunca.

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