Te pedimos perdón pertenecer a un sociedad violenta, que construimos entre todos. Una sociedad intolerante que realza las divisiones y las reproduce con agresividad. Colectivos que enfrentan sus diferencias con insultos, piñas y patadas. Colectivos que golpean ideas, posturas, identidades.
Te pedimos perdón por formar parte de la pesadilla en la que se ha convertido el fútbol, en donde cada uno aportó un granito de arena. Cantamos desaforadamente que le pedimos a Dios que se mueran los de la tribuna de enfrente; festejamos la cultura del aguante y el reventar una cabeza por un color distinto. Te pedimos perdón porque entre todos hemos deformado al fútbol en un gran escenario de odio, desprecio y discriminación. Odiamos y no amamos. Golpeamos y no nos abrazamos. Ya no festejamos goles, festejamos golpizas. Ya no gritamos por un pase, gritamos por sangre.
Te pedimos perdón por una justicia de mierda. Por aparatos de poder corruptos que visualizan a la víctima como un número, un ente sin valor humano, una cosa. Una justicia ausente que oprime y daña de la misma manera que el victimario. Te pedimos perdón porque te fuiste y no pudiste ver a los que te masacraron presos, solos en una celda, contando los segundos de por vida.
Te pedimos perdón porque te fuiste tan joven, de repente. Con sueños, proyectos, miles de victorias y derrotas por vivir. Amores por compartir, caminos para seguir. Canciones para emocionarse y lugares para pensarse. Te pedimos perdón porque serás recordado y estarás presente pero con una herida en tu familia y amigos que nunca cerrará.
¿Cómo intentar aliviar el dolor de una injusticia? ¿Cómo mirarse al espejo y no sentirse culpable por vivir en una sociedad que no reacciona? Nada compensará esa pérdida. Nada cambiará tampoco. Te pedimos perdón José María.